viernes, 6 de noviembre de 2009

TRIBUNALES: DOS AÑOS Y TRES MESES DE CÁRCEL POR QUEMAR LOS CABALLOS DE LOS DOMECQ (ESPAÑA)

Cariñoso gesto de un rejoneador hacia su caballo

Dos años y tres meses de cárcel por quemar la Cuadra Domecq


El Juzgado de lo Penal de Toledo dicta una sentencia ejemplar sobre maltrato animal contra José Antonio Callejón con la pena de prisión y multa de medio millón.

Raquel Benjumeda / Jerez Actualizado 06.11.2009 -

La justicia de Toledo castigó ayer el maltrato animal de una manera ejemplar y que no encuentra precedentes en nuestro país. En concreto, el Juzgado de lo Penal de Toledo ha condenado a José Antonio Callejón Amorós a dos años y tres meses de cárcel por quemar vivos a los doce caballos toreros de los hermanos rejoneadores Luis y Antonio Domecq Domecq cuando regresaban de torear de la plaza de Las Ventas en Madrid, un fatal e intencionado accidente que costó la vida a seis ejemplares de Pura Raza Española y Lusitana.

Según el fallo, el ataque a la Cuadra Domecq fue previamente estudiado y planeado por el padre del rejoneador madrileño José Miguel Callejón Martín con el macabro fin de eliminar la competencia que para su hijo ejercía sobre los ruedos el formidable toreo de Sergio Galán.

La investigación llevada a cabo por la Guardia Civil reveló que el objetivo de los colombianos eran los caballos del rejoneador conquense y que un error en la identificación del camión les llevó a incendiar el tráiler de los Domecq.
Así las cosas, al juez de la Audiencia de Toledo no le ha temblado el pulso a la hora de dictar sentencia, enunciando un castigo mayor aún del que proponía el Ministerio Fiscal y la obligación de afrontar el pago de medio millón de euros en concepto de indemnización por la muerte de los caballos y por la forzosa retirada de los ruedos durante la temporada taurina.

El juez de Toledo ha dictado una sentencia que se sustenta en una impecable e incontestable investigación policial y en la consecución de unos hechos irrefutables y probados, como las escuchas telefónicas que recogían conversaciones entre Callejón y los autores materiales del ataque.

Hay que remontarse a 2001 para localizar los hechos. La noche del día 1 de junio, en pleno cartel de San Isidro, la cuadra de Luis y Antonio Domecq había tenido una tarde de gloria, como era habitual entonces. Habían compartido cartel con un joven rejoneador de Cuenca que escalaba sin control hacia la primera fila taurina, Sergio Galán. Sin saberlo, este chico se había cruzado si ninguna mala intención y de una manera fatal en el camino de los hermanos Domecq.

Tras el último toro, los mozos se dispusieron a preparar a los caballos para la vuelta a casa, a Medina Sidonia, donde se ubica la finca Los Alburejos, propiedad de la familia Domecq. Había caído la tarde y el chófer del camión de los Domecq decidió parar para cenar en la venta Los Amigos, en la carretera de Andalucía.

Los caballos se quedaron tranquilos en el interior del camión en la zona de aparcamiento, momento que los colombianos aprovecharon para incendiar el camión.

El fuego causó la asfixia y la muerte inmediata a varios de los caballos, mientras que otros fueron perdiendo la vida lenta y dolorosamente en la clínica madrileña del doctor Luis de la Ossa.

En ese mismo instante, la Guardia Civil comenzó a trabajar de una manera intachable en una investigación a la que se bautizó como Operación Góndola y que no dejó ningún cabo por atar. Parecía claro desde un primer momento que el ataque había sido intencionado, pues aún quedaban restos del coctel en el interior del camión. Pero, ¿quién pudo hacer semejante cosa? Se interrogó al círculo más próximo de los hermanos jerezanos, un trámite de libro que la policía hace en estos casos para descartar sospechosos, hasta que se empezó a tirar de un hilo que llevaba por un camino menos oscuro. Cerca de la venta Los Amigos se ubica la finca de Sergio Galán y por allí días atrás habían merodeado unos extraños. Sí, se despejó la incógnita; el objetivo era Sergio Galán y no los Domecq.

Este error lo cometieron quienes fueron contratados para quemar los caballos y, aprovechando la benevolencia de la Ley del Menor se contó con los servicios de un colombiano que no había cumplido los dieciocho, hijo de una amiga del inductor, José Antonio Callejón Amorós.Nueve años después de un atentado que dejó sin palabras al mundo ecuestre, la familia Domecq respira tranquila porque "se ha hecho justicia.